Salud mental es, en términos generales, el estado de
equilibrio entre una persona y su entorno socio-cultural que garantiza
su participación laboral, intelectual y de relaciones para alcanzar un
bienestar y calidad de vida. Comúnmente, se utiliza el término “salud
mental” de manera análoga al de “salud o estado físico”, pero lo
mental alcanza dimensiones más complejas que el funcionamiento meramente
orgánico del individuo. La salud mental ha sido definida de múltiples
formas por autores de diferentes culturas. Los conceptos de salud mental
incluyen el bienestar subjetivo, la autonomía y potencial emocional,
entre otros. Sin embargo, las precisiones de la organizacion mundial de la salud establecen que no existe una definición “oficial” sobre lo que es salud mental
y que cualquier definición estará siempre influenciada por diferencias
culturales, suposiciones, disputas entre teorías profesionales, la forma
en que las personas relacionan su entorno con la realidad, etc.
En cambio, un punto en común en el cual coinciden los teóricos es que
“salud mental” y “enfermedad mental” no son dos conceptos simplemente
opuestos, es decir, la ausencia de un desorden mental reconocido no indica necesariamente que se goce de salud mental
y, al revés, sufrir un determinado trastorno mental no constituye
siempre y necesariamente un impedimento para disfrutar de una salud
mental razonablemente buena.
Dado que es la observación del comportamiento de una persona en su
vida diaria el principal modo de conocer el estado de su salud mental en
aspectos como el manejo de sus conflictos, temores y capacidades, sus
competencias y responsabilidades, la manutención de sus propias
necesidades, la forma en que afronta sus propias tensiones, sus
relaciones interpersonales y la manera en que dirige una vida
independiente, el concepto es necesariamente subjetivo y culturalmente
determinado.
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